Celos patológicos: qué son y cómo reconocerlos

¿Crees que tu pareja es extremadamente celoso/a?  ¿Sientes a menudo que tus celos son desproporcionados? ¿Crees que en tu relación de pareja hay un problema de celos y no sabes cómo resolverlo? Los celos patológicos pueden generar un gran sufrimiento, tanto para la persona que los padece como para el otro miembro de la pareja, pudiendo llegar a destruir la relación si no se resuelven.

En el ámbito de la pareja, según Echeburúa y Fernández-Montalvo, los celos son un sentimiento de malestar causado por la certeza, por la sospecha o el temor de que la persona querida, o quien se desea en exclusiva, prefiere y vuelve el afecto hacia una tercera persona (Echeburúa y Fernández-Montalvo, 2001). Aparecen en mayor o menor medida en todas las relaciones de pareja, y tienen su origen en el miedo a perder a la persona que amamos, es decir, tienen que ver con el apego y el vínculo con la persona amada y el miedo de perderla. De hecho la etimología de la palabra “celo” se refiere a “cuidado o interés por… “ en este caso, por la pareja. Se explican desde el punto de vista psicobiológico y cultural, ya que los celos actúan al servicio de una adaptación evolutiva que asegura la estabilidad familiar, es decir, preservar la célula familiar y por tanto la continuidad de la especie. Pueden aparecer en cualquier momento de una relación de pareja, pero hay momentos críticos que pueden favorecer su aparición, momentos que suponen un desequilibrio en la estabilidad de la pareja, como por ejemplo: el inicio de la convivencia, el nacimiento de un hijo/a, un nuevo trabajo o el éxito profesional de uno de los miembros.

Los celos son un fenómeno común en nuestra sociedad, son inherentes al ser humano, y no necesariamente reflejan la existencia de un problema psicopatológico. Dentro de ciertos límites, pueden constituir una muestra de preocupación y de afecto hacia la otra persona; es decir, en forma de pequeñas dosis y como una reacción de alerta ante un bajón en la intensidad de la relación amorosa, pueden resultar saludables.

Pero… ¿cuándo podemos hablar de celos sanos o saludables? Cuando mantenemos una relación de pareja, experimentamos cierta preocupación por la posible pérdida de la relación y por lo tanto de la persona a la que amamos. En algunas ocasiones ese temor se traduce en celos, pero se trata de celos sanos, pues sólo implica una preocupación comprensible y racional por la posible pérdida. La gravedad de los celos no reside en el hecho de sentirlos, sino en la intensidad de los mismos, en su frecuencia, en la justificación que se utiliza y en la forma en que interfieren en la vida cotidiana: la persona que siente unos celos sanos desea que su pareja permanezca a su lado pero no intentará controlarla.

El límite entre celos saludables y patológicos es muy difuso, es difícil de establecer. Los celos patológicos (también conocidos como Síndrome Otelo) constituyen un trastorno caracterizado por una preocupación excesiva, reiterada e irracional sobre la fidelidad y lealtad de la pareja. Estas preocupaciones generan una elevada ansiedad y un estado de hipervigilancia que lleva a desarrollar conductas  comprobatorias con el objetivo de controlar a la otra persona y así disminuir el malestar emocional derivado de las preocupaciones. En este sentido, lo que define la patología de los celos es la ausencia de una causa real desencadenante (no existe una provocación lógica), la intensidad desproporcionada de los celos, el alto grado de interferencia con la vida cotidiana, el sufrimiento emocional es intenso, existe una pérdida de control, además de reacciones irracionales, excesivas y conductas de control y/o comprobación. Se trata de una emoción normal, pero que en su forma extrema, llega a adquirir un carácter patológico que generan hostilidad, auto-compasión y una profunda inseguridad.

La sintomatología de los celos patológicos no siempre es vista como un problema por la persona que lo sufre (y en ocasiones tampoco por la propia pareja) ya que en muchos casos se interpreta como una conducta demostrativa de preocupación y amor hacia el otro. Pero ya hemos visto que los celos patológicos son muy dañinos (para ambos miembros de la pareja) y pueden hacer que una relación sea muy tormentosa.

Pero… ¿Cuáles son los pensamientos, conductas y emociones que caracterizan las personas que tienen celos patológicos? Las características más comunes son las que se muestran a continuación:

  • Pensamientos distorsionados e intrusivos sobre la posibilidad de infidelidad por parte de la pareja. Por ejemplo “Hoy ha llegado un poco más tarde de la oficina, seguro que es porque ha estado tonteando con el compañero/a nuevo/a”
  • Procesamiento de estímulos ambiguos como pruebas inequívocas de infidelidad como pueden ser sonreír o mirar a otra persona.
  • Comparaciones personales con respecto a otras personas con las que se relaciona su pareja, focalizando estas comparaciones en los aspectos positivos del otro y los negativos de uno mismo.
  • Conductas de control del comportamiento de la pareja: revisión del móvil, de sus redes sociales, preguntas frecuentes sobre las personas con las que se relaciona, el tipo de relación que mantiene con las mismas, las actividades que realiza (no ven con buenos ojos que su pareja realice actividades personales placenteras si él/ella no está presente), controlan la forma de vestir….
  • Conductas que les permitan el acceso continuo de la pareja, como por ejemplo, llamar constantemente a la pareja para saber en todo momento dónde está, qué está haciendo y con quién.
  • Desarrollan sentimientos negativos hacia el entorno con el que se relaciona su pareja, es decir, sus amigos, familiares, compañeros de trabajo…
  • Sienten desconfianza y suspicacia sobre aspectos de su pareja y su manera de comportarse (buscan señales que confirmen una posible infidelidad).
  • Pueden generar trastornos como ansiedad, depresión, irritabilidad, dificultad para controlar la ira…
  • En ocasiones muestran una actitud grosera y prepotente hacia sus parejas, critican, humillan, regañan y desvalorizan constantemente a la pareja.
  • Manifiestan un miedo excesivo e irracional a perder a la pareja

Lamentablemente existe la errónea creencia de que cuando una persona siente celos (patológicos) por su pareja es porque lo quiere mucho, son una prueba de amor. Este tipo de ideas pueden favorecer una dinámica peligrosa y destructiva para la relación, pues de esta manera se confunde el amor con posesión y control; los celos terminan asfixiando la relación. Cuando los celos son irracionales se convierten en una patología; la persona vive abrumada por su miedos, inseguridades y sospechas; está en un estado de continua hipervigilancia, buscando señales que confirmen sus peores temores; controla todo lo que hace la pareja con la idea de “evitar” esa tan temida infidelidad. Obviamente alguien que vive así no puede ser feliz, la situación termina siendo insoportable para la pareja y si no se pone solución, termina dañando la relación.

Si te sientes identificado/a (o has visto a tu pareja reflejado/a) y crees que en tu relación existe un problema de celos patológicos, puedes trabajar mediante terapia psicológica. Afortunadamente existen diferentes técnicas y estrategias para poder solucionar la situación que tanto malestar te está generando a ti y a tu pareja.

 

“El celoso ama más, pero el que no lo es ama mejor” – Jean-Baptiste Poquelin Molière

 

Susana Arenaz 

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