¿Tienes problemas para dormir?

Todos hemos tenido la experiencia de pasar una mala noche mirando cómo pasan las horas del reloj, sabiendo que las horas de sueño se van evaporando sin poder pegar ojo. Cuantas más horas pasan, mayor es la angustia que vivimos y mayor es el desgaste psicológico y el cansancio físico que experimentamos. Cuando la mala noche deja de ser un hecho aislado y se convierte en rutina lo llamamos INSOMNIO.

El insomnio es uno de los trastornos del sueño más frecuentes en la población general; las estadísticas indican que, aproximadamente un 35% sufre problemas de sueño, de los cuales la mitad entra en la categoría de insomnio.

El sueño es una necesidad primaria, es un proceso fisiológico y natural del organismo. El ser humano necesita dormir para su correcto funcionamiento, y así, mantener el equilibrio físico y psicológico básico. Sin embargo no se trata solo de dormir, es necesario un número suficiente de horas y que el sueño sea de calidad, es decir, que sea reparador y que permita restaurar el organismo para afrontar la posterior etapa de vigilia.

La necesidad de sueño cambia en cada persona, de acuerdo a la edad, estado de salud, estado emocional y otros factores. El tiempo ideal de sueño es aquel que nos permita realizar las actividades diarias con normalidad. Aunque la media general oscila entre 7-8 horas, podemos encontrar a personas que necesitan 4 horas de sueño para rendir de forma adecuada (llamados “poco dormidores”) y a personas que necesitan 10 horas (“grandes dormidores”), estando ambos valores dentro de la normalidad. Dormir más no es mejor, y produce sensaciones desagradables como embotamiento, pesadez mental, dolor de cabeza y cansancio.

El INSOMNIO consiste en una dificultad para iniciar o mantener el sueño, o la sensación de no haber tenido un sueño reparador durante al menos 1 mes, que provoca un malestar clínicamente significativo o un deterioro laboral, social o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

Según su etiología se puede clasificar en:

  • Insomnio primario: la causa de sufrir insomnio no aparece exclusivamente en el transcurso de otro trastorno del sueño u otro trastorno mental y no es debida a los efectos fisiológicos directos de una sustancia o de una enfermedad médica
  • Insomnio Secundario: aparece como consecuencia de diferentes causas, tales como una enfermedad, un trastorno mental, el consumo de ciertas sustancias o medicamentos o la existencia de problemas ambientales (ruido, temperatura) o sociales (problemas familiares y laborales, cambios de horario por trabajo o viajes).

Además, como ya se ha comentado, el insomnio puede ocurrir en el momento de conciliar el sueño, o en el momento de mantenerlo:

  • Insomnio inicial: es una dificulta seria para conciliar el sueño. El tiempo que transcurre desde la hora teórica en que se supone que le persona debería haberse dormido hasta la hora real en que lo consigue, es anormalmente largo, pudiendo llegar a ser de varias horas.
  • Insomnio final: se caracteriza porque la persona se despierta muy temprano, varias horas antes de la hora prevista para levantarse y ya no puede conciliar el sueño.

Hay muchos factores que intervienen en la aparición y mantenimiento del insomnio. Entre los más importantes destacan los psicológicos (tendencia a dar vueltas a las cosas, dificultades para manejar las emociones negativas, creencias erróneas en relación con el sueño, con los consiguientes hábitos inadecuados), el estrés y el miedo a no dormir. En ocasiones, se podrían tener en cuenta, además, factores hereditarios o familiares y factores socio- laborales que pueden influir en la aparición del insomnio.

El Insomnio tiene consecuencias a nivel cognitivo, físico y emocional:

  • A nivel cognitivo: somnolencia diurna, déficit de atención, dificultad para concentrarse en las tareas, pérdida de memoria, deterioro en la función ocupacional o académica, etc.
  • A nivel físico: fatiga, poca energía, ardor, sequedad de ojos, etc
  • A nivel emocional: alteraciones del estado de ánimo, cansancio mental, tensión, ansiedad, irritabilidad, tristeza, etc.

Un primer paso para solucionar el insomnio o incluso para  prevenirlo, es  la HIGIENE DEL SUEÑO, que son un conjunto de recomendaciones que favorecen  la consecución de un sueño reparador, antes de recurrir a otras técnicas psicológicas o farmacológicas.

  • No tomar sustancias excitantes como café, té, alcohol, tabaco, etc especialmente durante la tarde o final del días
  • Tomar una cena ligera y esperar (si es posible) una o dos horas para acostarse
  • Realizar ejercicio físico, pero evitar hacerlo a última hora del día, ya que activa al organismo.
  • Evitar siestas prolongas (no más de 20-30 minutos) y nunca por la tarde-noche
  • Si se está tomando medicación, hay que tener en cuenta que algunos medicamentos pueden producir insomnio
  • Mantener horarios de sueño regulares, acostándose y levantándose siempre a la misma hora.
  • No realizar en la cama tareas que impliquen actividad mental (leer, ver la televisión, usar ordenador)
  • Es imprescindible mantener un ambiente adecuado que favorezca y ayude a mantener el sueño (evitar ruidos, temperatura adecuada, cantidad de luz…)
  • Las últimas horas antes de irte a la cama, dedícalas a hacer actividades de desaceleración, que te relajen y que no exijan una importante actividad intelectual o tensión psicológica.

Si el insomnio es consecuencia de otro problema psicológico, además de seguir estas recomendaciones para ayudar a solventar el problema, tal vez sea necesario acudir a un especialista, a un psicólogo, para poder trabajar el problema principal que está ocasionando la dificultad para iniciar o mantener el sueño.

 

 “El insomnio, ese conflicto entre la quietud de la noche y la inquietud de mi alma” . Esteban M Pinotti

 

Susana Arenaz

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